El 18 de marzo de 1961 una estupenda mujer con bata de cola desfilaba por el escenario del Palais des Festivals de Cannes, en la glamurosa riviera francesa. Esa bata de cola, mantilla española y aires a lo flamenco pop con los que debutamos hubiesen sido totalmente baladí si dentro no hubiese ido una gran estrella de la canción como es nuestra querida
Conchita Bautista. Hablamos de una sevillana que con su garra y salero no sólo iniciaba nuestra andadura eurovisiva, sino que también era la primera andaluza que pisaba tan insigne escenario festivalero.
Eran los años del blanco y negro, de una televisión modesta que se iba abriendo camino en Europa desde aquella nuestra primera conexión vía Eurovisión con la boda de los reyes de Bélgica, Balduíno y Fabiola en 1960.
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